
La llama del dolor forjada
no puede ser apagada fácilmente
la quemadura quedó en mi piel marcada
para saber que nada será diferente
En esta hora el día cae rendido a la noche
y me acuesto sobre la almohada de la angustia
mientras que intentando lo ya intentado
vuelvo a pedir que las sombras huyan de aquí
Más mi súplica no es oída esta noche
y duermo en la cama de la tristeza
con sábanas que intento sean de seda
pero cruelmente acaban siendo de espinas
En este instante miro al cielo oscuro
lanzando un nuevo y cansado suspiro
al saber que deberé de esperar paciente
sino despliega sus alas en mi el olvido
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